Ternura
En día no lejano
cuando se apiade mi contraria suerte
y me depare el ósculo de la muerte
que ha de salvarme del contagio humano.
Pienso que tierra y cielo y océano
de gozo temblarán y que yo al verte
caeré de nuevo en tu regazo inerte
después de traspasar el hondo arcano.
Mas luego nuestras almas en un grito
de amor se fundirán y un mismo anhelo
nos llevará a los pies del dios bendito
en el cielo nos juntaremos.
Y así como esos astros de áureo vuelo
que vagan de infinito en infinito,
volaremos los dos de cielo en cielo.
hasta encontrar al dios bendito.
Y en unos eternos abrazos confundidos,
lejos de las mundanas mezquindades,
oiremos, en las altas claridades,
de la angélica orquesta los sonidos.
Y veremos con ojos sorprendidos
la desaparición de las edades,
hasta que el mundo, envuelto en tempestades,
caiga en rotos fragmentos esparcidos.
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